CRISTINA DE MARTOS
MADRID.- El seguimiento actual de los pacientes sospechosos de tener un cáncer de pulmón, que se hace a través de tomografías computerizadas, es caro y poco eficaz. Un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Duke (Estados Unidos) ha identificado cuatro proteínas que, en combinación, predicen el riesgo de desarrollar este tumor. Para ello, basta con extraer algo de sangre.
Se trata de un primer paso en la búsqueda de un método diagnóstico para el cáncer de pulmón que pueda detectar esta enfermedad lo antes posible. La idea de buscar biomarcadores parte de las nociones que se tienen acerca del comportamiento de los tumores, que a medida que crecen segregan moléculas propias e inducen la secreción de las del huésped.
Para determinar estos marcadores, los autores analizaron a 10 pacientes con cáncer y a 10 sanos e identificaron cuatro proteínas cuya expresión era muy diferente entre un grupo y otro. En el estudio paralelo de 18 sujetos enfermos y otros tantos que sirvieron de grupo control, otra molécula fue reconocida.
Tras descartar una de ellas, por ser un posible factor de confusión, y añadir otras dos bien conocidas porque sus niveles varían en función del estadio de los cánceres de pulmón, los autores se quedaron con seis, que conformaron el primer modelo.
Después de esto, los investigadores hicieron dos pruebas con él. En la primera participaron 100 pacientes (la mitad de ellos sanos). Según la concentración de estas moléculas en sangre, "el modelo asignaba cada muestra a un nodo que tenía asociada una probabilidad de tener cáncer", explican los autores en la revista 'Journal of Clinical Oncology', que publica el estudio.
En este caso, el test demostró una sensibilidad del 89,3% y una especificidad del 84,7%. La mayor parte de los pacientes con cáncer "cayeron" en los nodos cuatro, cinco y siete, mientras que sólo el 6% de los sanos lo hizo. Esto indica que si el modelo clasifica a un sujeto en estos nodos las posibilidades de que padezca esta enfermedad son del 92%.
Segundo intento
Un segundo ensayo con el árbol, en el cual se emplearon sólo cuatro proteínas, matizó estos resultados. La sensibilidad descendió al 77,8% y la especificidad al 75,4%.
"Usando estos cuatro marcadores, conocidos como CEA, RBP, SCC y AAT, fuimos capaces de distinguir a los pacientes que tenían cáncer de aquellos sanos con una precisión del 80%", señala Edward Patz, especialista en radiología, director de la investigación.
La clave de la importancia de este hallazgo reside, según los autores, en la baja eficacia de las pruebas diagnósticas que se emplean en la actualidad. "Las tomografías computerizadas tienen una tasa muy alta de falsos positivos", explica Patz.
"Esto provoca que los seguimientos se hagan mediante estas técnicas de imagen u otras invasivas, como las biopsias, que tienen sus riesgos. Este estudio es el primer paso en el desarrollo de un test que nos permitirá analizar la sangre de un paciente y determinar si esos métodos invasivos o algún tratamiento son necesarios".
El doctor Rafael Rossell, especialista del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), valora con cautela el trabajo, aunque reconoce que su importancia radica en que "llama la atención sobre la oportunidad de realizar las pruebas de los biomarcadores más conocidos [como es el caso del CEA] con cierta regularidad en el control de las personas sanas o que tienen algún riesgo potencial de desarrollar cáncer".
Sin embargo, advierte de que no hay ninguna demostración de su efecto precoz antes del desarrollo clínico de un tumor, de que dichos biomarcadores puedan vaticinar el posterior desarrollo de un cáncer". Algo que sí se ha logrado con otro tipo de alteraciones genéticas del ADN capaces de definir una fase de preneoplasia.
MADRID.- El seguimiento actual de los pacientes sospechosos de tener un cáncer de pulmón, que se hace a través de tomografías computerizadas, es caro y poco eficaz. Un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Duke (Estados Unidos) ha identificado cuatro proteínas que, en combinación, predicen el riesgo de desarrollar este tumor. Para ello, basta con extraer algo de sangre.
Se trata de un primer paso en la búsqueda de un método diagnóstico para el cáncer de pulmón que pueda detectar esta enfermedad lo antes posible. La idea de buscar biomarcadores parte de las nociones que se tienen acerca del comportamiento de los tumores, que a medida que crecen segregan moléculas propias e inducen la secreción de las del huésped.
Para determinar estos marcadores, los autores analizaron a 10 pacientes con cáncer y a 10 sanos e identificaron cuatro proteínas cuya expresión era muy diferente entre un grupo y otro. En el estudio paralelo de 18 sujetos enfermos y otros tantos que sirvieron de grupo control, otra molécula fue reconocida.
Tras descartar una de ellas, por ser un posible factor de confusión, y añadir otras dos bien conocidas porque sus niveles varían en función del estadio de los cánceres de pulmón, los autores se quedaron con seis, que conformaron el primer modelo.
Después de esto, los investigadores hicieron dos pruebas con él. En la primera participaron 100 pacientes (la mitad de ellos sanos). Según la concentración de estas moléculas en sangre, "el modelo asignaba cada muestra a un nodo que tenía asociada una probabilidad de tener cáncer", explican los autores en la revista 'Journal of Clinical Oncology', que publica el estudio.
En este caso, el test demostró una sensibilidad del 89,3% y una especificidad del 84,7%. La mayor parte de los pacientes con cáncer "cayeron" en los nodos cuatro, cinco y siete, mientras que sólo el 6% de los sanos lo hizo. Esto indica que si el modelo clasifica a un sujeto en estos nodos las posibilidades de que padezca esta enfermedad son del 92%.
Segundo intento
Un segundo ensayo con el árbol, en el cual se emplearon sólo cuatro proteínas, matizó estos resultados. La sensibilidad descendió al 77,8% y la especificidad al 75,4%.
"Usando estos cuatro marcadores, conocidos como CEA, RBP, SCC y AAT, fuimos capaces de distinguir a los pacientes que tenían cáncer de aquellos sanos con una precisión del 80%", señala Edward Patz, especialista en radiología, director de la investigación.
La clave de la importancia de este hallazgo reside, según los autores, en la baja eficacia de las pruebas diagnósticas que se emplean en la actualidad. "Las tomografías computerizadas tienen una tasa muy alta de falsos positivos", explica Patz.
"Esto provoca que los seguimientos se hagan mediante estas técnicas de imagen u otras invasivas, como las biopsias, que tienen sus riesgos. Este estudio es el primer paso en el desarrollo de un test que nos permitirá analizar la sangre de un paciente y determinar si esos métodos invasivos o algún tratamiento son necesarios".
El doctor Rafael Rossell, especialista del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), valora con cautela el trabajo, aunque reconoce que su importancia radica en que "llama la atención sobre la oportunidad de realizar las pruebas de los biomarcadores más conocidos [como es el caso del CEA] con cierta regularidad en el control de las personas sanas o que tienen algún riesgo potencial de desarrollar cáncer".
Sin embargo, advierte de que no hay ninguna demostración de su efecto precoz antes del desarrollo clínico de un tumor, de que dichos biomarcadores puedan vaticinar el posterior desarrollo de un cáncer". Algo que sí se ha logrado con otro tipo de alteraciones genéticas del ADN capaces de definir una fase de preneoplasia.
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